Cambia el mundo

Elementos relacionados

    Con este lema se nos comunica el mensaje principal de la jornada mundial de las misiones de este año 2018, del Domund.

    Este es el mensaje que llega a todos desde la realidad de la vida de los misioneros, porque están, realmente, cambiando el mundo con su labor y entrega al anuncio del evangelio y con su caridad con los pobres de la tierra.

    Su vida interpela a tantos jóvenes que hoy buscan un sentido a la suya porque en ellos podemos encontrar el modelo de alguien que ha encontrado el verdadero sentido en Cristo, en el anuncio de su persona y su vida.
    En los misioneros y misioneras podemos encontrar el modelo a imitar para nosotros porque no se trata de una teoría, sino de una verdadera  entrega al Señor y a los demás a fondo perdido. Un día experimentaron la atracción del amor de Dios y supieron corresponder a tanto amor al descubrir que el Señor les elegía para ser los portadores de su mensaje y de la buena nueva en tierra de misión. Su respuesta llena de generosidad al Señor, hacen que la fe permanezca siempre joven y renovada cada día.

    Todos estamos llamados a cambiar el mundo. Unos en nuestro entorno más cercano y familiar: en nuestra familia, entre los amigos, en nuestras parroquias, en todas y cada una de las realidades que nos rodean; de tal manera que cada vez se parezcan más al sueño de Dios sobre ellas. Otros, como ellos, sembrando la semilla del evangelio en las misiones y  entregando toda su vida al servicio del anuncio del evangelio a quienes no conocen al Señor. Todos estamos llamados hoy a ofrecer a Cristo y su mensaje al mundo, este mundo que nos ha tocado vivir y que tan necesitado está de Él. Porque cuando vivimos el mensaje de Cristo y lo ofrecemos a los demás, nosotros estamos recorriendo el auténtico camino en el que encontraremos sentido a nuestra vida y a nuestra entrega.

    Seguro que todos estamos en desacuerdo con la marcha del mundo, especialmente en la vivencia de los grandes valores en los que el hombre encuentra sentido a su vida: hemos expulsado a Dios de nuestra vida, de la vida de nuestros hogares, de la vida de nuestros pueblos, de nuestra sociedad, y hemos construido un mundo y una sociedad sin Dios, porque creíamos que con el dinero y lo material todo lo demás estaba sobrando, porque ello era lo que iba a hacernos felices. Pero hemos podido comprobar que, cuando se prescinde de Dios en los ámbitos de la vida que sean, nuestra vida se encuentra vacía y sin sentido, porque en definitiva no podemos renunciar a algo que Dios en la creación dejó bien impreso en nuestro corazón. Como decía san Agustín: «Nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

    Hemos de pedir por todos los misioneros y misioneras y todos cuantos han expropiado su vida y la han entregado al servicio del evangelio, ofreciéndolo a los que no lo conocen como el camino auténtico para lograr este cambio que se nos pide;  para que, a pesar de las dificultades  que puedan sentir en la extensión del mensaje cristiano, escuchen siempre lo que el Señor nos dice en el Evangelio: «No tengáis miedo» (Jn 16,16). «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20).

    Nosotros estamos llamados a cambiar nuestro mundo, nuestro entorno, nuestra familia, nuestra vida, y es ahí donde tenemos que centrar nuestro esfuerzo, pero también tenemos que ayudar a los que, dejando todo: patria, familia, salud y todo lo que son y tienen; luchan por cambiar el mundo desde la extensión del evangelio, haciendo que el mensaje de Jesús llegue a todos. Ellos necesitan nuestra oración y también nuestra solidaridad material, ofreciéndoles algo de lo nuestro para que puedan llevar adelante los mejores proyectos  
    El lema de este año es muy incisivo: ¡Cambia el mundo! Se dirige a cada uno de nosotros. ¿Qué estoy dispuesto a aportar para cumplir con lo que me corresponde en ese cambio?

    + Gerardo
      Listado completo de Cartas